Revolución Verde, la Supresión del Conocimiento Ancestral
A una generación de distancia cambiamos nuestros hábitos cotidianos con los que llevábamos la vida a través de procesos, de tiempos, de espera, de ritmos, de sabiduría ancestral, para reemplazarlos por la inmediatez, la facilidad y la urgencia con que la humanidad requiere suplir sus necesidades y esto gracias al incremento demográfico y a la absurda idea de dependencia del sistema capitalista en nombre del progreso y el desarrollo.
No cabe duda que en su momento (aproximadamente años 60´), resolver el problema de hambre a una población que iba en aumento fue la justificación para el incremento de la productividad agrícola sin medir consecuencias e impactos medio ambientales adoptando modelos convencionales de alto rendimiento para garantizar cultivos “aptos” para el consumo humano.
Sin embargo, hoy por hoy, este cambio violento de la forma en como nuestros ancestros cultivaban la tierra a través de sus modelos tradicionales a modelos industrializados han generado un gran impacto sobre la tierra de manera negativa ya que la utilización de agro tóxicos, la manipulación genética de nuestras semillas y los monocultivos eliminó por completo las practicas agroecológicas y sustentables de los sistemas agrícolas.
Esto resulta ser una paradoja, hoy el mundo sufre más hambre y se produce más alimento, sin embargo, este alimento solo va hacia un porcentaje muy mínimo de la población reduciendo nuestra soberanía alimentaria, ofreciéndonos alimentos envenenados, y dejándonos una tierra más estéril.
En definitiva la revolución verde es un negocio redondo por parte de las grandes empresas químicas y farmacéuticas a tal punto que hasta las semillas nos las venden y esto de manera legal en gran parte del mundo; Ahora muchos campesinos creen necesitar estos productos agro tóxicos para cultivar sus tierras; ¿En qué momento nos dejamos vendar los ojos por Monsanto?
Creo firmemente que cada quien puede dar reversa a esta situación desde su propio espacio, desde cada decisión que tome, ¿A caso te has preguntado de donde provienen los productos que consumes?, por esta simple pregunta podría haber un inicio de un gran cambio que entre todos podemos generar, tal vez si las frutas y verduras que adquirimos lo hacemos a través de mercados verdes, agroecológicos, apoyando el trabajo local de un campesino que cultiva la tierra de manera responsable pensando no solo en el bienestar de la naturaleza sino de nosotros mismos y nuestras familias.O porque no, volvernos a conectar con la sabiduría ancestral y hacer nuestros propios cultivos a través de huertas urbanas, garantizando soberanía alimentaria, salud y bienestar.
Son muchas ideas que tenemos sobre la mesa y cada quien tiene libre albedrio sobre esto, sin embargo cada vez son más las personas que se suman a cambiar un estilo de vida dirigido por el sistema capitalista por un estilo de vida sustentable y que no signifique el hambre de las generaciones futuras.
Natali Sánchez Rojas