¿Y la Pedagogía de la Paz?
Al hacer un balance acerca de las múltiples dicultades por las que ha atravesado la consolidación de la Paz en Colombia, se encuentra con que una de las principales tiene que ver con la distancia que existe entre los grupos que se consideran protagonistas de la paz, es decir, por una lado lo que fue el grupo subversivo FARC – EP y la institucionalidad, llámese gobierno, congreso y aparato de justicia, y el resto de la sociedad. Si bien esto es un hecho que puede ser discutido, también resulta preocupante la actitud distante y de alguna manera displicente asumida por algunos sectores sociales a quienes les corresponde un papel más protagónico en este proceso y que no se ha visto reejado del todo ante la sociedad en general en este momento, me reero al papel que han cumplido las Universidades. Si bien nos es homogénea esta actitud, si genera extrañeza al hacer una revisión general sobre el papel de las Universidades Lo anterior me lleva a formular una preguntar: ¿cual ha sido hasta ahora el papel que vienen desempeñando las Universidades tanto públicas como privadas frente a la responsabilidad de pensar en la construcción de una cultura de Paz que haga contrapeso a la muy arraigada cultura de la violencia con la que las distintas élites del país han logrado implantar su proyecto de nación?, más allá de acciones puntuales y tangenciales como foros y debates, a propósitos muy pertinentes, o que algunos de sus directivos quieran gurar como abanderados del tema tomándose fotos en distintos momentos del proceso desde la Habana hasta el teatro Colón, no aparece en el panorama nacional propuestas claras y contundentes a través de las cuales se promueva o se intente movilizar al país en torno a la idea de consolidar la paz como una cultura y un propósito nacional, como la opción más decente y pertinente para pensar en lo que puede ser el país en las próximas décadas y más aún en la opción más digna para los jóvenes, que históricamente, siempre han sido los principales integrantes de todos los ejércitos.
En el mismo sentido, surgen más interrogantes, por ejemplo: ¿donde están las propuestas pedagógicas novedosas y pertinentes que orienten los currículos escolares en la construcción de la Paz?, ¿cuales son las propuestas de las Facultades de Educación para la formación de maestros para la paz?, ¿cuál es el ciudadano a formar en el marco de la consolidación de la paz? En tal sentido, se pretende hacer una llamado a las Universidades en general y las Facultades de Educación en particular a trascender la retorica sobre la paz y se avance por lo menos en dos sentidos, de una parte, trabajar para que desde estas instituciones no se permita deslegitimar el tema de la paz, como una tarea de construcción en la cual estemos comprometidos todos como sociedad y no dejar que aparezca como un tema exclusivo de lo que se ha llamado el país político. De otra, la Universidad e incluso más especícamente desde las Facultades de Educación se deben proponer planes y estrategias pedagógicas novedosas y de largo alcance que se proyecten como una posibilidad para pensar y actuar sobre lo que puede ser desde ya la construcción o reconstrucción del país y la consolidación de una cultura de paz.
Juan Carlos Ibarra