Embadurnados de Tierra
Desde Cali nos fuimos en una caminata pal Cauca a reconocer experiencias educativas. En la avenida nos topamos con relatos de realidad que parecen seguir siendo el común en la región suroccidente: líderes y lideresas amenazados y asesinados; tensiones por la erradicación de cultivos ilícitos sin garantías de sostenibilidad para las economías campesinas; enfrentamientos con las poblaciones indígenas que liberan la Pachamama, sembrando pan coger y recuperando los cauces del río; prominentes empresas queriendo profundizar sus rentables mercados, dejando a las comunidades menos que sobras…
Afortunadamente, antes que se nos acabara el camino, nos encontramos con una maestra que en la escuela el Mesón, de Morales Cauca, se ha dado a la tarea con sus estudiantes de escarbar y buscarle tonalidades a la tierra. El proceso consiste en que, saliendo de clases, el grupo de niños busca la más variada y diversa gama de colores. Así pues, con una pequeña pala remueven, desboronan y ciernen para que quede en un fino polvo; luego se llevan a clase para darle lugar al ejercicio creativo, en el que se pinta frotando o añadiendo algún aglutinante… En ese momento es cuando el grupo se sorprende de los 23 tonos de colores que encontraron con tan solo explorar el camino a casa.
Alrededor de la pintura, los investigadores natos (niñas y niños) reconocen la riqueza que yace en el suelo y hacen conciencia de la necesidad de cuidar el territorio donde han nacido; aprovechan la pintura para hablar sobre las principales agresiones al terruño, referenciando entonces: la minería, los monocultivos, la tala y el poblamiento indiscriminado, la privatización del suelo; mientras que, a la par, se sienten orgullosos de su color de piel tan cercano a las tonalidades que da la tierra y contradicen esa idea de las reconocidas marcas que fabrican lápices de color o pinturas con la que venden la idea de que la piel es de color rosadito clarito.
Todo eso lo conversan mientras se embadurnan las manos y el cuerpo; todo eso lo comparten con su maestra quien propicia la reflexión sobre el lugar de lo étnico en el cuidado de la vida; todo eso pasa por la dignidad que permanece en la semilla y la siembra… como si fuera poco, ya con ganas de regresar por el camino, el grupo de niños – que nos vio muy limpios- se abalanzó sobre nosotros mandándonos devuelta a casa embadurnados de tierra… mejor dicho, para que se nos hiciera inolvidable que con la tierra se pinta la dignidad en la región.
Bencho