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Abriendo puertas, cerrando heridas


“Y vamos abriendo puertas, y vamos cerrando heridas. pasito a paso en la senda vamos a hallar la salida” Kike Santander


No es la primera vez que Colombia ha firmado un Acuerdo de paz para dar vida a una organización política, no estamos inaugurando el cambio de la b de balas por la v de votos. Podríamos traer a la memoria experiencias como la transformación del M-19 en el Movimiento político Alianza Democrática M-19, o la creación de Esperanza, Paz y Libertad, tras la reincorporación del Ejército Popular de Liberación (EPL), inclusive, la trágica vivencia de la Unión Patriótica, producto de los Acuerdos de La Uribe entre Belisario y las FARC-EP.


Cada uno de estos procesos se ha dado en un contexto especial. Si nos detenemos a pensar el signo que marca el actual Acuerdo podemos reconocer una gran polarización del país, la cual no permite ver qué tan lejos se ha llegado en el actual pacto entre el Gobierno y las FARC-EP.


Paso a paso, con un ritmo propio, en el país se han producido hechos bastante dicientes, que ya no sólo pueden catalogarse como gestos: la entrega de armas, de bienes, los actos de perdón y reconciliación y la conformación del partido político de las FARC-EP muestran una apuesta decidida en favor de la paz.


Por supuesto que ronda la incertidumbre, aún no se sabe el nombre del nuevo partido, ni logra adivinarse la corriente de pensamiento que va a movilizar, tampoco es claro si podrá sostenerse en el tiempo la estructura política que está impulsando las FARC-EP. Más allá de desear que se genere un espacio político para el nuevo movimiento, lo cual es central para cumplir el Acuerdo, es necesario fortalecer la participación de la ciudadanía, generar encuentros, diálogos que nos permitan paso a paso abrir las puertas de la democracia.


Otra puerta a abrir sería avanzar significativamente en los diálogos con el ELN, de forma tal que se suscriba un Acuerdo de reincorporación que fortalezca la agenda de paz en el país y se avance en un diálogo de paz con el EPL; esto para evitar repetir experiencias del pasado en el cual la concertación con un solo actor, dejando a otros de lado, implicó el recrudecimiento de la guerra. Estamos pues, frente al reto de cortar con la saga de violencias. Tendremos la capacidad de dar pasos con el tino necesario para sacar la violencia de la política, ¡eh ahí el reto!


Equipo de trabajo Ciudad Abierta.



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