Encrucijadas legislativas de la paz
Una vez culminado el proceso de dejación de armas y conformado el nuevo partido FARC, la pregunta es cuáles son las transformaciones que acompañan la renovación democrática del país, en el entendido que un acuerdo implica una apertura política, lo cual se traduce en ampliar las oportunidades para que surjan fuerzas políticas, se garantice la participación ciudadana y se tenga mayor transparencia en el sistema electoral.
Un escenario central para abordar este interrogante se relaciona con el tránsito legislativo de proyectos que permitan un mejor funcionamiento del régimen democrático, dos de los cuales son la Reforma Política y las Circunscripciones Especiales Transitorias de Paz.
Respecto a la Reforma, el pasado 4 de septiembre fue aprobado en primer debate en la Comisión Primera de la Cámara el proyecto presentado por el gobierno; el cual ha sido bastante criticado. Uno de los reparos centrales se relaciona con el mecanismo de elección del naciente Consejo Nacional Colombiano, que reemplazaría al Consejo Nacional Electoral, en tanto no se modifica sustancialmente el proceso eleccionario de los miembros que conformarían, pues la propuesta hasta ahora esbozada en los debates legislativos es que el Congreso designe tres candidatos, el Presidente tres y la rama judicial tres. Al respecto, es necesario recalcar que se quería era una total autonomía del ente electoral, tanto del Ejecutivo como del Legislativo, para garantizar su eficacia y transparencia. La segunda observación crítica radica en el cambio de la iniciativa presentada por La Misión Especial Electoral (MEE), esta instancia había propuesto la creación de una Corte Electoral para juzgar de manera rápida y oportuna los funcionarios públicos de elección popular, sin embargo, la propuesta que se presentó no modifica el mecanismo actual, perdiendo la oportunidad de contar con mejores instrumentos contra la corrupción. Finalmente, tampoco se establece una responsabilidad política de los partidos por avalar candidatos de dudosa procedencia que luego sean juzgados y hallados culpables. Así las cosas, la pregunta que queda es ¿hasta dónde la reforma está encaminada de manera decidida a democratizar y hacer más transparente el sistema político colombiano?
Con referencia a las Circunscripciones, es valioso recordar que las curules son por dos períodos electorales (2018 y 2022) y solo podrán postularse candidatos pertenecientes a organizaciones sociales, étnicas, cívicas y ciudadanas. A pesar que ya se logró aprobación en segundo debate, el trámite legislativo no ha concluido. Además, es importante recordar que se está contra el reloj, pues el 11 de noviembre se inicia la inscripción de candidatos que se cerrará un mes después. Por este motivo, es imperioso que con celeridad se defina la suerte de este proyecto.
Probablemente el interrogante más importante frente a la actual coyuntura se relaciona con la participación de la ciudadanía en el debate sobre la transformación del sistema electoral. En un momento tan relevante como el actual, esta discusión no puede generarse solamente en el Congreso, urge la presencia activa de las y los colombianos para lograr que las iniciativas estén a la altura del reto de transformación que se requiere, esto sin olvidar que el país espera respuestas prontas y oportunas. La pregunta es sí seremos capaces de avanzar en ese sentido. He ahí la gran encrucijada y la necesidad de decisión y prudencia para sortearla.
Equipo Fund. Ciudad Abierta.