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El bien común, lo público y lo estatal


En el ámbito de la Universidad es usual escuchar opiniones acerca de lo público. Parece innegable la necesidad de defender ese carácter tanto de la institución educativa, como de otras instituciones encargadas de garantizar los derechos que como ciudadanos tenemos. Recordemos por ejemplo la problemática del Hospital Universitario del Valle o de la salud en general, privatizada desde la década de los 90, condenándonos a la sin salida del pésimo servicio que prestan la mayoría de EPS del país. En ese sentido, es fácil adherirse a la idea de que lo público es mejor que lo privado, o que lo público es de todos y que lo privado obedece a intereses particulares. Sin embargo, ¿qué es lo público? Suele confundirse el bien común con lo público, y lo público con lo estatal, y sobre este malentendido me quiero permitir las siguientes palabras: Una cosa es el bien común. Este es el reconocimiento de que más allá de la existencia de algo que es particular, individual, personal, hay algo que es un bien de uso colectivo del cual dependen la vida y sus relaciones. En la democracia antigua se definía al ciudadano como aquel que participaba, deliberaba y actuaba en función de la comunidad. Reconocían que tenían una existencia particular, pero que la realización de esa existencia sólo era posible en la vida colectiva, en las relaciones de comunidad, de ahí que existiera una alta valoración de lo común, y que ello primara por encima de la individualidad. Con la modernidad -esa forma que desde el siglo XV fue adoptando el mundo occidental-, ese asunto se transforma y emerge una diferencia entre lo privado y lo público,porque una cosa es vivir en comunidad y otra vivir en sociedad. Vivir en sociedad es asociarse o agruparse bajo unos objetivos concretos,que implican la aparición de estructuras que regulan a los sujetos agrupados.


Lo público es el campo donde se gestionan las relaciones sociales de dichos sujetos, y en el que se articulan y promueven los intereses colectivos; y lo privado corresponde a unas lógicas en la que predominan los intereses particulares de personas o grupos. El Estado es el garante de lo público, en consecuencia, lo estatal es el aparato, la burocracia que garantiza que lo público funcione. Pero no todo lo público es estatal. Volvamos al ejemplo de la salud. La salud es un derecho, un bien público administrado por entidades privadas; lo mismo la educación, que la hay estatal y privada, y que en ambos casos es pública, esto es, un bien de interés general para la sociedad. Por ello, políticas como Ser Pilo Paga, o la ampliación de cobertura en la educación básica y media que le entrega a instituciones privadas la formación de los ciudadanos, evidencian sobre todo la desestatización de la educación, que significa la disminución del papel del Estado en la regulación de los bienes públicos.Al respecto algunas consideraciones: la defensa de la educación superior es loable, legítima, necesaria. Como un bien público la educación superior debe tener un carácter democrático, amplio, plural,diverso. Y también, como un bien público, debe ser estatal, quiere decir, financiada, regulada y administrada por el Estado. El modelo educativo colombiano no es lo uno ni lo otro. En todos los niveles la educación está estandarizada y orientada a una formación que organismos internacionales -por cierto, privados- “recomiendan” o imponen a los gobiernos de turno. Y en el nivel superior, hay una tendencia muy marcada y preocupante a la desfinanciación y la desestatización. En ese horizonte, la reivindicación es por la defensa de una Educación Pública y Estatal, al servicio de todxs, de la construcción de democracia y paz para nuestro país.


No obstante, la Universidad también es un bien colectivo, lo es porque en la Universidad somos comunidad, porque establecemos a diario vínculos y relaciones con las que nos hacemos la vida. Cualquier asunto que lesione o deteriore ese bien común es un golpe al sentido comunitario que nos acoge. La Universidad que es tanto un espacio físico, público, como un campo relacional en el que convergen conocimiento, saberes, cultura, arte y ciencia, debe ser lo que más nos importe como comunidad. Si el vínculo con el otro, si el respeto por lo que es de todos (y lo es no porque sea del Estado, sino porque es lo que nos define como comunidad) pierden su valor, si los intereses particulares, si las lógicas individualistas nos colonizan, y si somos incapaces de reconocer lo plural sobre lo singular, estaremos ante la descomposición del espíritu de comunidad que nos hace serUniversidad Pública y Estatal. Ojalá tengamos la capacidad de reconocer a tiempo las situaciones que amenazan en la Universidad esas tres dimensiones de las que he estado conversando: el bien común,lo público y lo estatal, y que tengamos la capacidad como comunidad de blindarnos ante estas amenazas y de defender este bien,que es comunidad y sociedad a la vez. Para ello contamos con nuestra historia, nuestra memoria y con el conocimiento compartido y construido en el diálogo interdisciplinar de nuestra cotidianidad.Todavía estamos a tiempo.


Jennifer Rodríguez Henao


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