La Agenda del Suroccidente en las Elecciones.
El suroccidente del país ha sido una de las regiones más golpeadas por la guerra, por el narcotráfico y la violencia social; nuestra región tiene grandes pendientes en relación con la superación del conflicto armado y la reconciliación. Se suma a este pasivo un gran peso de exclusiones históricas y de pobreza urbana y rural que desde hace décadas busca un lugar certero en las agendas públicas del país. La otra forma de nombrar estos problemas críticos es profundizar en la desigualdad social y el desconocimiento cultural de un territorio que ha sido reiterativamente afectado y bloqueado su gran valor y potencial que remite a su diversidad étnico-cultural.
Al momento de elegir es necesario pensar en esas situaciones para evaluar programas y alternativas que busquen respuestas y soluciones, entendiendo que somos una región de litorales, serranías y valles, de sistemas selváticos, rurales y urbanos. Si estamos en el suroccidente es importante votar situados en nuestras realidades y en los más sentidos anhelos que nos pueden hacer comunidad en medio de la diversidad. Urge salir de localismos, de padrinazgos y mecenazgos que han devenido en el usufructo del poder por parte de clientelas y castas mafiosas.
La invitación es a votar contra la corrupción, por la paz y la reconciliación; votar por una renovación porque los anteriores Congresos han sido un monumento a la deshonestidad y el soborno; votar por la ampliación de los derechos y las garantías ciudadanas; votar por la protección al medio ambiente; votar por el fortalecimiento de la descentralización y la autonomía territorial a través de un nuevo ordenamiento territorial regional;votar por el impulso de la ciencia, la innovación y el uso alternativo de las tecnologías; votar, en fin, por la realización de los derechos civiles y la concreción de los sociales económicos y culturales desde nuestros territorios; con un sentido de esperanza para salir de la repetida historia del siglo pasado y situarnos en los vientos de humanización del siglo XXI.
Desde el Suroccidente podemos salir a votar por una verdadera apertura democrática que implica una ciudadanía más activa y el fortalecimiento de la solidaridad vecinal, la organización ciudadana y los movimientos sociales y culturales. No se trata solo de delegar la representación, la ciudadanía tiene un poder constituyente que implica mayor participación en todo el circuito de la gestión y de protagonismo en la vida pública. El camino está esbozado en el horizonte, se trata de emprenderlo votando a conciencia, con sentido democrático. Vamos que se puede…