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Las elecciones y sus relatos


Estilos y modos de pensar socialmente en Colombia se debaten de manera dramática en los relatos de la actualidad política; las presentes elecciones presidenciales del 2018 son inéditas en el sentido de que se están discutiendo cuestiones que tradicionalmente no se abordan en los procesos de elección de los gobiernos porque los formatos han sido extremadamente simples y autoritarios, por ejemplo en el eje revolución pacífica vrs revolución radical, paz o guerra, o en el eje pobreza-prosperidad, discursos todos que han alinderado la población de manera escueta en torno a un acento o un color, una imagen, un mensaje usualmente escueto que reduce las opciones políticas y, sobre todo, que produce una falta de reconocimiento de la complejidad de los asuntos públicos.


Aunque las argucias discursivas y mediáticas de poderes muy influyentes han buscado mantener la opinión pública en ejes reducidos y engañosos, como no ser “castrochavistas” o “no parecernos a Venezuela”, el debate electoral ha comenzado a trascender esas estrechas referencias y metas como enfrentar la corrupción, asumir una transformación de los sistemas educativos y de salud, superar la economía extractivista por iniciativas basadas en las capacidades humanas y del conocimiento, evitar la minería que daña el medio ambiente, cuidar el agua como factor de vida, proteger los derechos laborales, pensionales y la seguridad social, relanzar el agro, construir convivencia urbana, definir nuevas rutas para las relaciones internacionales y en síntesis relanzar los modelos políticos, económicos y de desarrollo social, son contenidos que comienzan a aparecer en los debates y, ojalá, en las consideraciones para la elección.


Al abordar estos asuntos los candidatos, unos más que otros, porque algunos solo repiten memorísticamente el formato aprendido por sus asesores y cercanos tutores, han debido ponderar diagnósticos del país, han recurrido a formas de explicar nuestra historia, han citado nuestras tradiciones y nuestras figuras intelectuales más canónicas, han presentado formulas, en algunos casos muy creativas, de resolver problemas nacionales muy complejos y arraigados. Los discursos de los candidatos y de sus campañas que circulan en multimedios comunicativos se meten con nuestras cotidianidades y buscan generar explicaciones del mundo compartido que vivimos, buscan establecer un horizonte de relación entre los grupos sociales y definir un sentido de lo que puede ser la agencia común del Estado. Por supuesto, la posverdad y el estilo mercantil y clientelista de la política mantienen una dinámica, pero comienzan aparecer otras formas y apuestas.


Sin duda, detrás de los discursos se observan pretensiones de control sobre la razonabilidad de las personas y grupos sociales, campos como la educación, la salud, la minería, el agua, las formas de la política, los modelos económicos están puestos en una conversación cotidiana que se deja potenciar por redes de preguntas sobre la realidad; se está cuestionando la forma como hemos construido y asumido la realidad, y en ese sentido el debate está dejando una agenda común que puede ser de gran importancia para dar un salto cualitativo respecto a lo que han sido nuestras dinámicas públicas y que trascienda las propias elecciones aunque las incorporan.


Por esa razón, más allá de los gestos, de la imagen, la retórica, la narrativa, la argumentación, de los respectivos candidatos está a prueba la capacidad de comprensión del sentido por parte del ciudadano, nuestra capacidad semiótica de develar gestos, símbolos, signos de los tiempos, de reconocer argumentos para tomar decisiones que resignifiquen y dignifiquen el acto social de votar. En ese horizonte, estamos ante una oportunidad que está más allá de lo electoral; en un medio en el cual las elecciones suelen ser síntoma de engaño, de abuso de poder, de borrachera colectiva, de corrupción y ejercicio de la violencia, estamos ante la posibilidad de elegir y apoyar una agenda de nuevo gobierno ciudadano que aborde la realidad sin maquillarla, que salga del doloroso silencio ante inequidades manifiestas, y que nutra de esperanza el hacer gubernamental que por décadas ha estado cargado de mentiras y engaños. Sí, no comamos más cuento simple, se trata de elegir pensando en superar la horrible noche en la que nos han sometido por años…


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