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Presentación


Hagamos memoria, ¿qué nos dicen estas palabras?: Hidroituango, Refricar, Odebrecht, el Cartel de la Toga, los sobornos de Fifagate, los Panamá Papers, Agroingreso Seguro, El Carrusel de la hemofilia, del sida, de las notarías, de los desayunos escolares, Foncolpuertos, Dragacol, el Hacker, Interbolsa, La contratación de Bogotá, Saludcoop, la Yididspolítica, los falsos positivos, Fidupetrol, el robo continuado en la dirección nacional de estupefacientes, El Guavio, Chambacu, el “miti y miti”, el 8.000, y nos falta memoria para hacer cuentas del robo continuado que han protagonizado las clases política y financista que han capturado el Estado en los últimos 30 años.


A la luz de la anterior lista de hechos delincuenciales efectuados desde las altas posiciones de la empresa y el Estado, la política se volvió en Colombia el objeto de una práctica mafiosa y criminal que es hija del voraz individualismo y de la ambición de grupos rentistas arraigados en las instituciones y en eje del relacionamiento social cotidiano. Cuando estamos a pocos días de las elecciones presidenciales que se celebran en primera vuelta el 27 de mayo, es importante que cada ciudadana/o valore su poder de decisión y afronte con responsabilidad la posibilidad del cambio social y político.


Algo va mal en la política, en el manejo del Estado y del gobierno en Colombia, y algo podemos hacer como ciudadana/os. Por eso en el este Mirador XXIX invitamos a colombianas y colombianos a evaluar y a actuar responsablemente frente a los destinos del país. Cada persona en edad de votar tiene la opción y la responsabilidad, nuestra exhortación es a no quedarnos pasivamente en casa cuando se están definiendo las rutas de la vida colectiva y cuando se puede hacer un salto generacional que abra caminos a una superación de la horrible noche de la corrupción y la violencia.



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